martes, 22 de enero de 2008

HOMBRE DELFÍN

Otra idea (siento que no sea más breve)

Todo está oscuro...
CHUN CHUN CHUNCHUUUUUUUNNNN...
Se oyen escalofriantes chirridos...
Iiiiiiiiiii iiiiiiiiii
Se escuchan terribles risas...
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ
Esta es la desgraciada historia del señor que fue delfín siendo hombre y que, al beneficiarse a una “mujer de compañía” zoófila, que se quedó en estado (y a la que obviamente abonó una gran suma), tuvo como fruto (de su espantosa y por otra parte original unión) una sirena como hija, dando, así vida a este ser mitológico, que para copular se negó a pagar como su padre, y envenenaba a los marineros con sus cantos y voz para arrastrarlos a una placentera muerte, creando, de este modo también, el ritual de la hembra amantis religiosa que devora al macho tras....

Esta es la historia del hombre delfín.
¿Cómo ocurrió?
Eran las vacaciones que el ejecutivo siempre había deseado. Era joven y listo, por lo que había adquirido un buen puesto de trabajo en una empresa, que por ser estresante le exigía hacer ese descanso, y por otro, debido a su remuneración se lo permitía. Así pues disfrutaba de un mes a gastos pagados, en el mejor complejo de la Rivera Maya allá en aquel mundo tropical. Se lo estaba pasando bastante bien, para haber ido solo, pues ya sabía regatear con los vendedores, de vez en cuando se desahogaba con una sureña que iba a su habitación alguna noche...¡hasta se había animado a beber zumos sin añadidos como ron o whisky! habituales en su oficina; y controlaba muy bien el tequila que allí le ofrecían. Ya había hecho dos carretes de treinta y seis fotos, y tenía preparado otros dos para su excursión de submarinismo y su encuentro con los delfines amaestrados.
La primera fue una experiencia rara, muy emocionante, aunque algo agobiante, así que esperó con ganas la siguiente cita.
“Son seguros” y mientras la cuidadora de los delfines decía eso él pensaba: “¿habla de delfines o de coches?”
“Están bien amaestrados” “Incluso ustedes les podrán dar de comer si se portan bien...y si se portan los delfines bien también...jajaja” Se escucharon algunas risas del resto de los que iban a participar en la aventura, lo que le dio algo de repelús a nuestro empresario “joder, ésta cuenta chistes más malos que Carlos Arguiñano, ya podrá cocinar como él...¡o mejor!”
Había un delfín por dos personas, y, si algún ser humano...por llamarlos de alguna forma, estaba solo en el agua, uno de los inteligentes animalitos, es decir, uno de los delfines... iba hacia el susodicho personaje para hacerle una gracia, saltar por encima o elevarle con el hocico. Así a nuestro protagonista se le acercó uno de ellos, el más grande y azul, y sin avisar se lo comió de un trago...¡DE UN TRAGO! ¡JODER! Así, sin avisar ni nada, abrió de una forma nunca vista su boca de delfín para devorarle de un trago ¡¡¡ASÍ, SIN AVISAR!!!

Y claro, de un trago, significa sin masticar, por eso lo que vino después no fue su muerte, o la indigestión del delfín, sino que (aún no se sabe bien el por qué) su transformación en hombre-delfín…

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